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viernes, 19 de octubre de 2007

Algo despertó al buda


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Las protestas populares ocurridas en Myanmar meses atrás comenzaron a ser encabezadas por monjes budhas. ¿Qué ánimas son las que guían la protesta pacífica de estos religiosos en el país asiático? ¿Qué respuestas a esta iniciativa se pueden encontrar en las antípodas de este culto milenario y en sus creencias?

Será necesario responder a una pregunta fundamental ¿Qué representa el budismo en nuestros tiempos? Siddharta Gautama, nacido al sur de Nepal en el siglo V a.C, creó la filosofía de vida que expresa las bases de las creencias de budistas contemporáneos. Siddharta, heredero del Rey de Nepal, perdió a su madre a los seis meses de vida, antes que su uso de razón le permitiera sufrir. El clan de los Shakyas tenía un príncipe huérfano, que viviría los primeros años de vida con su tía Pajapati Gotami.Siddharta fue heredero de una gran fortuna, que cultivó y disfrutó durante años.

Al otro costadoPero en ocasiones, fuera de los jardines de la realeza, según escritos, se encontró con un anciano, enfermo y débil. Ante las pruebas de sufrimiento humano que sensibilizaban sus sentidos, decidió abandonar por completo su estilo holgado de vida y meditó junto a sus maestros. Aprendió yoga y a los treinta y cinco años de edad comenzó a difundir sus enseñanzas, que hoy dan contenido al movimiento del Budismo. Llama la atención un aspecto componente de esta historia: la meditación de Siddharta se da como tal reflexionando sobre el sufrimiento. Se observa el pesar, se lo experimenta y se lo medita. Los monjes budistas birmanos, como su creador, caminaron por las calles de ciudades como Rangún y Mandalay y se sonrojaron con un anciano débil, con el 49 % de los birmanos afectados por una desnutrición crónica, con mujeres embarazadas e infectadas de malaria. En fin, descubrieron las heridas producidas por las mismas balas que hoy los matan o exilian al exterior. Quizá esta actitud de compasión del budismo está expresada de la manera mas clara en su primer precepto, que afirma que la existencia tiene sufrimiento. Este principio no alude a la naturalización del sufrimiento, al contrario agrega más adelante que los seres pueden experimentar un estado exento de sufrimiento.


Pero la realidad que vemos en los medios de comunicación nos muestra un grupo de aguerridos militares y el fusilamiento de un frente de protesta pasiva, presos políticos y tiranos libres. De repente algo movilizó a miles de monjes desde sus monasterios a las calles, los observadores compasivos de la historia mundial siguen observando pero desde una posición diferente. “La observación participante” la llamaría Pichón Riviere, salir a reclamar por el fin de un estado promotor del horror y la hambruna, lo llama el 85 por ciento de Myanmar, los birmanos. Entendemos las imágenes de congregaciones urbanas de monjes frente a camiones de guerra y fusiles en acción traduciendo el apodo del príncipe de los Shakyas, Siddharta. El apodo es Buddha Drama, el significado es el que despierta en la última realidad y la decisión es entregar sus vidas por el sufrimiento que ya no sólo los conmueve, los despabila.